A lo largo de la historia se ha representado y hablado de aura. El aura, tanto como una fuerza que envuelve a todo ser vivo o como luminiscencia.
La noticia del ABC ciencia, del 09-10-2018 titulaba: “Estudian, por primera vez, el aura viviente individual que nos rodea“. Esto me dio que pensar y hacerme una serie de preguntas: ¿sería posible que aquello que, durante siglos, fue representado a lo largo de multitud de culturas tan diferentes y distantes en el tiempo y espacio, y que haya tantos testimonios de personas que dicen poder verla, pudiese tener una base científica?
Esto fue el principio de mi indagación, encontrándome con una serie de conceptos y temas que poco a poco intentaré exponer, no para dar una explicación que personas con más conocimientos que yo no han encontrado, sino para crear en vosotros también una duda y una inquietud por lo que tanto nos gusta: la ciencia.
Acompáñame en este viaje y colabora con tus aportaciones en la sección de mensajes.
Tabla de Contenidos
Antecedentes Históricos
Aunque la noticia que estamos evaluando sea actual, las referencias al concepto del aura se podrían encontrar prácticamente desde los primeros registros históricos. ¿A qué se debe que en culturas diversas basadas en conceptos espirituales diferentes describan un fenómeno tan similar?
Referencias en la Historia Antigua
Ya en el antiguo Egipto se representaba a los dioses con una especie de aureola en la parte superior de la cabeza, pero, no solo se quedó ahí, sino que a lo largo de diversas culturas distantes tanto en el tiempo como en el espacio, parecen haber heredado dicha idea, como por ejemplo en la cultura azteca o más recientemente en la nuestra propia.
En el año 450 A.C, un médico y sabio que vivía en Agrigento (Sicilia) llamado Empédocles, había hablado de una “sustancia luminosa” irradiada por el cuerpo humano. Su coetáneo, Demócrito, supuso que se trataba de corpúsculos, de radiaciones similares a las atómicas, y en la Edad Media, Paracelso y sus seguidores creyeron haber descubierto en el hombre singulares irradiaciones del “cuerpo Siderante”.
Dijo que era una esfera de fuego que se volvía más visible cuanto más evolucionada fuera una persona.
Siglo XVIII y el Mesmerismo
En la segunda mitad del siglo XVIII, el médico alemán Franz Anton Mesmer alcanzó una gran notoriedad con su teoría del “Magnetismo Animal” o “Mesmerismo” que postulaba que había energías invisibles que se movían entre los seres vivos, afirmando que si se controlaba esa fuerza vital universal, se podía curar cualquier enfermedad. En sus inicios también empleó metales, maderas y electricidad quizá por sus creencias alquímicas. Creía que el universo se había desarrollado a raíz de una sustancia homogénea, con lo cual, los elementos que él utilizaba (plantas, metales, maderas…) eran afines al cuerpo enfermo y, tomándolos de una manera externa o interna, proporcionarían al enfermo una fuerza adicional para poder combatir la dolencia.
Tras dos comisiones de investigación de la época, llegaron a la conclusión de que las curas de Mesmer no eran reales sino mera sugestión.
De hecho, es significativo que haya llegado hasta nuestros días dicha creencia. Todavía hay personas que intentan venderte pulseras magnetizadas, piedras y minerales diciendo que son buenas para nuestra salud.
Hasta finales del siglo XVIII la idea de las radiaciones humanas no pasaban de ser una hipótesis o una simple idea de ocultistas.
Siglo XIX y la Fuerza Ódica
A mediados del siglo XIX, el Barón Carl Ludwig von Reichenbach formuló la hipótesis de la existencia de una nueva fuerza ligada a la electricidad, el magnetismo y el calor que podía ser irradiada por la mayoría de las sustancias y que influía sobre varias personas de acuerdo a su sensibilidad. La llamó fuerza ódica y sus seguidores aseguran que esta es visible en la total oscuridad, como una especie de aura colorida que rodea a los seres vivos, los cristales y los magnetos.
Escribió un libro llamado Investigaciones de magnetismo, electricidad, calor y luz en su relación con las fuerzas vitales donde expuso detalladamente el concepto de las teorías vitalistas.
Muchas han sido las discusiones sobre este supuesto fenómeno, llegando a relacionarlo con el “cinema de prisioneros” (supuesto fenómeno por el que se ven luces multicolores después de permanecer largo tiempo en la oscuridad) o con el fenómeno “entóptico de campo azul” (se trata de la visión de pequeños puntitos brillantes moviéndose rápidamente sobre todo cuando se mira hacia una luz azul brillante como la del cielo).
Hans Driech y el Neovitalismo
El vitalismo, como corriente está relacionado con los estudios de la biología del s XVIII y surge como reacción al mecanicismo. El mecanicismo es la doctrina según la cual toda realidad natural tiene una estructura comparable a la de una máquina. La imagen mecanicista del mundo se apoyaba fundamentalmente en el principio de causalidad (causa-efecto) por el que se consideraban regidos todos los fenómenos que describe la física clásica.
La teoría del vitalismo sostiene la imposibilidad de entender la vida en términos de leyes físicas exclusivamente y dota a los organismos vivos de poseer un fuerza o impulso vital que los moviliza y es el responsable de sus comportamientos. Sólo al comienzo de este siglo las teorías neovitalistas se vieron elaboradas con cierto detalle y, la más importante de ellas en lo que respecta a la morfogénesis (proceso biológico que lleva a que un organismo desarrolle su forma) es la esbozada por Hans Driesch, biólogo experimental y filósofo alemán. Pero detengámonos un poco en este personaje.
Driesch demostró que las células individuales contienen toda la información necesaria para crear un organismo completo. Como he explicado anteriormente, la teoría mecanicista pretende explicar el desarrollo en términos de complejas interacciones físicas o químicas. Pero si los sistemas vitales se comportan de manera similar al de una máquina, por más compleja que sea, no podrá seguir existiendo como una totalidad después de eliminar alguna de sus partes. Driesh pensaba que en la regulación, la regeneración y la reproducción en organismos vivos, demuestran la existencia de algo no físico que organizaba y controlaba durante la morfogénesis, los procesos físicos-químicos. A este algo lo llamó entelequia.
El Matrimonio Kirlian y el Efecto Corona
Daremos un salto hasta situarnos en el año 1939. En el Hospital Alma-Ata, en la Unión Soviética, el matrimonio Kirlian experimentaba con campos electromagnéticos de alto voltaje. Accidentalmente, Kirlian recibió una descarga eléctrica en una de sus manos, percatándose así de un pequeño halo luminoso, que por un instante, le rodeaba la mano. Este hecho es bien conocido como el “efecto corona“. Se describe como un fenómeno eléctrico que se produce por la ionización del gas que rodea a un conductor cargado. Dado que los conductores son de sección circular, el halo adopta dicha forma. De ahí su nombre de corona. Los Kirlian inventaron una cámara capaz de plasmar en una imagen el efecto corona.
Las fotografías más espectaculares son aquellas en las que se corta un trozo de la planta (por ejemplo) primeramente expuesta y se ve una imagen borrosa de la sección ya inexistente. Pero la explicación radica en que se utiliza la misma placa para fotografiar las dos versiones de la planta y esta última imagen fantasma es la proporciona por la propia humedad residual.
Sus detractores afirman que estas imágenes no se obtienen en el vacío.
Lo cierto es que estas cámaras han sido y son muy utilizadas en aplicaciones pseudocientíficas. Te intentan vender la posibilidad de fotografiar tu aura y utilizarlo como método de diagnóstico en medicinas alternativas. Pero nada más lejos de la realidad dado que es un fenómeno bien conocido y descrito por la física elemental.
Sinestesia y Visión del Aura
Estudios más cercanos a nuestro tiempo nos develan nuevos descubrimientos, como el realizado en 2012 por investigadores españoles de la Universidad de Granada. Los profesores del Departamento de Psicología Experimental, Óscar Iborra (nuestro compañero de la SIB), Luis Pastor y Emilio Gómez Milán dieron una explicación científica al fenómeno del aura como un hecho neuropsicológico denominado sinestesia(1). Los sinéstetas “mezclan los cinco sentidos, al tener más interconectadas las áreas del cerebro encargadas de procesar cada uno de los estímulos, de forma que son capaces de ver o paladear un sonido“, según explica la nota de prensa de la universidad española. El profesor Gómez Milán decía que este hecho les permite establecer asociaciones automáticas entre regiones cerebrales que habitualmente no están conectadas.
Teniendo en cuenta que casi el 14% de la población española es sinesteta, no sería muy descabellado inclinarse hacia esta explicación al enigma del aura.
Veamos algunos ejemplos de sinestesia que nos ayuden a visualizar mejor esta comparativa.
- Sinestesia grafema-color: es el más común y en el que una palabra, letra o número evoca un color.
- Sinestesia léxico-gustativa: la palabra tiene un gusto o sabor determinado.
- Sinestesia personificación de números y letras: se le atribuyen cualidades humanas a los números y letras.
- Sinestesia música-color: una canción o pieza musical evoca colores.
- Sinestesia persona-color: asocia una persona a un color
- Idaestesia: asocia ideas y sentidos.
- Sinestesia tacto-espejo: es el menos común. El sinestesico experimenta en su cuerpo el dolor, una caricia,etc. que ve en otra persona.
El Exposoma y Evidencias de un Aura Biológica Individual
Otra investigación es la realizada en 2018 por Michael Snyder y su equipo en la Universidad de Stanford (2). El titular del ABC ciencia del mismo año decía así: “Estudian, por primera vez, el aura viviente individual que nos rodea“. Quizá muchas personas del mundo esotérico estarían expectantes frente a tal noticia pero, nada más lejos de su realidad.
Este equipo de genetistas lo llaman exposoma, y se trata de una nube de compuestos químicos, microorganismos y otros elementos que nos acompaña siempre. Son individuales, es decir, el exposoma de cada individuo es diferente y esta diferenciación se ve influida por factores ambientales, espaciales, estilo de vida, etc. Según afirma Snyder: “la conclusión es que todos tenemos nuestra propia nube de microbioma que recogemos y expulsamos continuamente a nuestro alrededor”.
Los científicos creen que es un gran avance a nivel de salud porque no solo podremos estudiar los microorganismos que se encuentran dentro de nuestro cuerpo sino también los que nos envuelven.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el clásico concepto que se tiene del aura? No seré yo quien dé respuesta a este enigma de siglos atrás. Solo soy la persona que se hace preguntas e intenta descorrer un poco el velo de Isis. Y mi pregunta es: ¿es posible que existan individuos con una capacidad sensorial diferente o al margen del estándar humano establecido?
Otras Patologías o “Diferencias” Sensoriales
Anteriormente me he referido a los sinéstetas. Hablaré ahora de otras patologías como por ejemplo, las visuales
El Síndrome de Charles Bonnet
Charles Bonnet describió por primera vez, en 1760, el síndrome caracterizado por alucinaciones visuales en pacientes mayores con discapacidad visual, aunque también se ha descrito en pacientes con buena visión y, en baja visión, en jóvenes y niños. Los pacientes afectados por este síndrome no suelen padecer ninguna enfermedad psiquiátrica y son conscientes de que sus alucinaciones visuales no son reales. El mecanismo por el que se producen las alucinaciones visuales es desconocido.
Las alucinaciones consisten en imágenes de objetos y/o personas en situaciones que bien podrían pasar por reales. Son estereotipadas y elaboradas, suelen ser repetitivas y persistentes y de aparición brusca. A veces son escenas completas que consisten en imágenes de figuras geométricas, formas, luces, etc. Aparecen hasta en el 40% de los pacientes con discapacidad visual por baja visión (inferior a 0,3).
En las alucinaciones el sujeto ve imágenes que no existen y lo reconoce. No se acompañan de sonidos ni de ideas irreales. El razonamiento del individuo es perfectamente normal.
Fosfenos, Fotopsias y Otras patologías
Las fotopsias son destellos de luz o puntos luminosos que aparecen en el campo visual y que no han sido causadas por ningún estímulo mientras que los fosfenos se producen de forma espontánea debido a un estímulo retiniano (estornudar, darse un golpe en los ojos, apretar fuertemente los ojos, etc.)
También debemos recordar ciertas enfermedades cuya sintomatología produce alucinaciones o alteraciones visuales, tales como la esquizofrenia, el Párkinson, el Alzheimer, daños en el hemisferio derecho (responsable del procesamiento visual), la demencia por cuerpos de Lewy, etc.
Conclusiones
En el ámbito antropológico las creencias, la cultura, las viejas supersticiones y el folclore tienen una gran peso a la hora de dar explicación a este fenómeno.
Los psicólogos han sospechado que la creencia en lo paranormal puede ser una especie de escudo contra las verdades aún más duras del mundo. Cuando sucede un hecho traumático (una muerte, un desastre, un accidente,…) el cerebro busca respuestas en busca de significado en el caos. “Es un estado tan aversivo que si no se puede obtener el control , lo obtendremos al percibir más estructuras a nuestro alrededor, incluso si no existen”, dice Jennifer Whitson de la Universidad de Texas, que estudia la percepción de patrones y juicio y toma de decisiones.
Sea como fuere y como dije al comienzo de mi exposición, no seré yo quien dé explicación a este fenómeno. Solo os muestro una pequeña investigación intentando dar un poco de luz a esta cuestión o crearos un granito de curiosidad del que podáis seguir investigando.
Fuentes
- E.G. Milán, O. Iborra, M. Hochel, M.A. Rodríguez Artacho, L.C. Delgado-Pastor, E. Salazar, A. González-Hernández, Auras in mysticism and synaesthesia: A comparison, Consciousness and Cognition, Volume 21, Issue 1, 2012, Pages 258-268,
- Chao Jiang, Xin Wang, Xiyan Li, Jingga Inlora, Ting Wang, Qing Liu, Michael Snyder, Dynamic Human Environmental Exposome Revealed by Longitudinal Personal Monitoring, Cell, Volume 175, Issue 1 2018, Pages 277-291.e31,
- Rodrígez Neila, Elena. El Síndrome de Charles Bonnet: Alucinaciones Visuales en Pacientes con Baja Visión. 2014. Revista Visión, 44