En los confines del mundo, en una de las regiones más remotas y prístinas del planeta, una red de cámaras automáticas vigila silenciosamente la vida salvaje. Su propósito es documentar la fauna para proyectos medioambientales, no escrutar el cosmos. Sin embargo, en la gélida noche del 14 al 15 de agosto de 2025, uno de estos centinelas de la naturaleza capturó algo completamente inesperado. No fue un animal, sino una serie de pulsos de luz anómalos, un fenómeno que ha abierto una fascinante investigación científica y que nos recuerda una verdad fundamental: nuestro propio planeta aún guarda profundos secretos.
El evento, registrado por cámaras-trampa en la zona del Estrecho de Magallanes, está siendo analizado por un equipo de la Universidad de Magallanes (UMAG), liderado por el académico Boris Toledo. Lejos de ser un testimonio ambiguo, los datos consisten en una secuencia de fotografías de alta resolución que documentan un Fenómeno Anómalo No Identificado (UAP, por sus siglas en inglés). La información, discutida en profundidad en el programa «La Señal (ciencia y misterios)», revela un caso complejo que desafía explicaciones sencillas.
Este registro no es solo una colección de imágenes curiosas; es un desafío científico. Nos obliga a hacernos una de las preguntas más estimulantes de la ciencia: ante un evento documentado que no encaja en las casillas conocidas, ¿estamos presenciando una rara manifestación de un proceso que ya entendemos, o nos encontramos en el umbral de un descubrimiento completamente nuevo?
Tabla de Contenidos
El Testigo Inesperado

Para comprender la importancia de este hallazgo, debemos apreciar la herramienta y las circunstancias. Las cámaras-trampa (modelo GardePro) son instrumentos robustos diseñados para operar en la intemperie. Se activan principalmente mediante sensores de movimiento para fotografiar animales en su hábitat natural, no para registrar eventos atmosféricos. Su despliegue en la Patagonia, un laboratorio natural de cielos limpios y baja interferencia humana, es habitual en proyectos de conservación.
Que fueran precisamente estos dispositivos los que capturaran el fenómeno es un golpe de serendipia. No estaban apuntando al cielo, sino monitoreando un área terrestre. Esto significa que el fenómeno ocurrió lo suficientemente bajo o fue lo suficientemente intenso como para activar un sistema diseñado para detectar movimiento a nivel del suelo. La noche del suceso, las condiciones eran de cielo despejado, sin tormentas ni eventos meteorológicos que pudieran explicar lo observado.
Crónica de un Fenómeno Anómalo

Lo que las cámaras registraron fue una secuencia de fotografías enigmática. Las imágenes muestran haces de luz potentes y, en al menos una secuencia, un objeto luminoso que parece tener volumen y que realiza un movimiento de descenso. Esta información, revelada en el análisis del video, añade una capa de complejidad al informe inicial que solo mencionaba luces ascendentes.
El equipo del Dr. Toledo se enfrenta a un rompecabezas con varias piezas desconcertantes:
- El Origen y Movimiento: Las luces no se comportan como fenómenos astronómicos (meteoros) ni como aeronaves convencionales. Su aparición y cinemática, que está siendo estudiada con modelos de vectorización y análisis de trayectoria, no tienen una explicación inmediata.
- La Naturaleza del Registro: Al ser fotografías activadas por movimiento y no un video continuo, el análisis se centra en reconstruir la dinámica del evento a partir de imágenes estáticas secuenciales.
- La Morfología: Las luces no son simples destellos. Las imágenes sugieren objetos con forma y volumen, lo que ha permitido empezar a descartar ciertas explicaciones.
- El Contexto Meteorológico: La ausencia total de tormentas eléctricas o nubes significativas es un dato clave que desvincula el suceso de muchos fenómenos atmosféricos conocidos.
Descartando lo Conocido: El Rigor del Método Científico

En la ciencia, ante lo extraordinario, el primer paso es agotar metódicamente todas las explicaciones convencionales. El análisis revelado en el video muestra que el equipo de investigación ya ha recorrido este camino.
- ¿Insectos iluminados por el infrarrojo? Una hipótesis común para anomalías en cámaras-trampa es que un insecto vuele muy cerca de la lente y sea iluminado por los LED infrarrojos del dispositivo. Sin embargo, esta posibilidad fue prácticamente descartada. Según los analistas, la forma capturada en las imágenes es inusual, sugiere un objeto con volumen y carece del característico «efecto de ala batiente» que se observa al fotografiar insectos con esta tecnología.
- ¿Un láser infrarrojo astronómico? Otra posibilidad técnica era que un láser externo, quizás de uso astronómico, hubiera incidido en el sensor de la cámara. Esta idea también perdió fuerza al comprobar que otras cámaras-trampa cercanas no registraron ninguna actividad láser en el mismo instante, lo que cabría esperar si la fuente fuera externa y de amplio alcance.
- ¿Fenómenos terrestres o reflejos? La naturaleza del evento, con movimientos complejos y morfología definida, hace que un simple reflejo de luces de origen humano (barcos, coches) sea una explicación poco probable, aunque no se descarta por completo seguir investigando en esa línea.
La Ciencia ante lo Inexplicado
Una vez agotadas las explicaciones más sencillas, la investigación entra en una fase más profunda. Aunque se puede pensar en fenómenos atmosféricos raros como los Eventos Luminosos Transitorios (TLEs) —destellos como los «sprites» que ocurren en la alta atmósfera—, la conexión aquí es débil. Los TLEs están intrínsecamente ligados a tormentas eléctricas, una condición ausente en este caso. Además, fueron captados por cámaras a nivel de suelo, no por instrumentos de alta atmósfera.
El equipo enfatiza un enfoque prudente y metódico. Como se reitera en el video, el hecho de haber registrado un fenómeno anómalo no es sinónimo de confirmar una causa extraordinaria. Es, ante todo, la identificación de una laguna en nuestro conocimiento. El siguiente paso es claro: se necesita más investigación sobre el terreno y la recopilación de más datos antes de poder formular una conclusión. La colaboración con otros observatorios y la búsqueda de posibles correlaciones con datos de satélites o magnetómetros será fundamental.
Un proecto nétamente científico que se encuentra con lo inesperado
Para poner en contexto el material del que estamos hablando, a continuación ofrecemos un video de la propia Universidad de Magallanes donde realizan una entrevista al Dr. Alejandro Kush, uno de los responsables del proyecto del GEA UMAG, donde se habla en general de este proyecto de estudio de vida silvestre, pero en el que tambien se mencionan de pasada el encuentro con estas extrañas luces.
Un Cosmos en Nuestra Propia Casa
El caso de las luces de Magallanes es un ejemplo perfecto del proceso científico en acción. Comienza con un hallazgo inesperado, seguido de un riguroso proceso de eliminación de hipótesis conocidas, y culmina en la frontera de lo que sabemos. Podría tratarse de un fenómeno natural desconocido, un efecto instrumental increíblemente raro o algo completamente distinto.
Sea cual sea la respuesta final, el valor de este registro ya es inmenso. Demuestra la importancia de la observación continua y nos empuja a mirar nuestro entorno con una mente abierta y crítica. El universo, en su vasta generosidad, no limita sus maravillas a galaxias distantes. A veces, el mayor de los misterios puede manifestarse en nuestro propio cielo, esperando no a un gran telescopio, sino al ojo imprevisto de un guardián silencioso en la inmensidad de la Patagonia.