PAISAJE EN TRAPPIST-1

Mientras nuestras sondas rasgan el velo del sistema solar y nuestros telescopios capturan la luz de galaxias primordiales, una búsqueda más sutil pero no menos importante continúa: la Escucha del Gran Silencio. En este monumental esfuerzo, un sistema estelar en particular ha capturado la imaginación de científicos y soñadores por igual: TRAPPIST-1. Ahora, una nueva y exhaustiva investigación, utilizando el radiotelescopio más grande del mundo, ha puesto sus oídos en esa dirección, esperando una respuesta.

En el corazón de esta búsqueda se encuentra un artículo científico titulado «A Deep SETI Search for Technosignatures in the TRAPPIST-1 System with FAST« («Una Búsqueda SETI Profunda de Tecnofirmas en el Sistema TRAPPIST-1 con FAST»). Este trabajo, aunque de momento es un preprint (una versión preliminar de un artículo científico), ha sido enviado para su publicación y revisión por pares a The Astrophysical Journal, una de las revistas científicas más prestigiosas y antiguas en el campo de la astronomía y la astrofísica, fundada en 1895. Su riguroso proceso de revisión por expertos asegura que solo las investigaciones más sólidas y significativas lleguen a la comunidad científica, consolidando su reputación como un pilar del conocimiento astronómico.

El estudio es fruto de una colaboración de investigadores de diversas instituciones chinas, liderado por Guang-Yuan Song del Instituto de Ciencia Astronómica de la Universidad de Dezhou, y Zhen-Zhao Tao y Bo-Lun Huang del Instituto de Fronteras en Astronomía y Astrofísica de la Universidad Normal de Beijing. A ellos se une el profesor Tong-Jie Zhang, una figura destacada en la cosmología y la astrofísica en la Universidad Normal de Beijing, cuyo grupo de investigación está a la vanguardia de los proyectos SETI en China. El equipo se completa con Yan Cui de la Universidad de Dezhou y Bo Yu de la Universidad de Ciencia Política y Derecho de Gansu. Juntos, representan un esfuerzo concentrado para abordar una de las cuestiones más fascinantes de la ciencia: ¿estamos solos en el Universo?


El Atractivo de TRAPPIST-1: Un Laboratorio Cósmico

Distribución de planetas en el sistema Trappist-1

Antes de sumergirnos en la búsqueda, debemos entender por qué TRAPPIST-1 es un objetivo tan irresistible. Descubierto en 2017, este sistema es una verdadera joya cósmica. A «solo» 12.5 parsecs (unos 40 años luz) de distancia, orbita en torno a una estrella enana ultrafría, mucho más pequeña y tenue que nuestro Sol. Lo que lo hace extraordinario es su séquito de siete planetas de tamaño similar a la Tierra.

Lo más emocionante es que al menos tres de estos mundos —TRAPPIST-1e, f y g— se encuentran dentro de la llamada «zona habitable». Este es el rango orbital donde las condiciones podrían ser las adecuadas para que exista agua líquida en la superficie de un planeta, un ingrediente que consideramos esencial para la vida tal como la conocemos. Su arquitectura compacta y la proximidad a nosotros lo convierten en un laboratorio natural perfecto para buscar no solo biofirmas (indicios de vida biológica), sino también tecnofirmas: la evidencia de tecnología creada por una civilización inteligente.

órbitas en trappist 1
Distribución de órbitas en Trappist-1

La idea de buscar tecnofirmas mediante señales de radio no es nueva. En 1959, los físicos Giuseppe Cocconi y Philip Morrison publicaron un artículo seminal en la revista Nature sugiriendo que las civilizaciones avanzadas podrían utilizar las ondas de radio para comunicarse a través de las estrellas. Propusieron que las señales de banda estrecha (muy específicas en frecuencia) serían un claro indicio de un origen artificial, ya que los procesos astrofísicos naturales tienden a producir emisiones en un rango de frecuencias mucho más amplio. Esta lógica sigue siendo el pilar fundamental del programa SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) hoy en día.


La Metodología de la Escucha: Observaciones y Análisis de Datos

OBSERVATORIO FAST
Observatorio FAST, Guizhou, China

El Ojo de FAST en el Cielo

Para esta monumental tarea, los investigadores utilizaron el Radiotelescopio Esférico de Quinientos metros de Apertura (FAST), ubicado en Guizhou, China. Como su nombre indica, su plato de 500 metros lo convierte en el radiotelescopio de una sola antena más grande y sensible del mundo, una herramienta excepcionalmente poderosa para captar las señales más débiles del cosmos.

La campaña de observación se llevó a cabo en cinco sesiones distintas entre el 3 y el 27 de octubre de 2024. Cada sesión consistió en una escucha de 20 minutos dirigida directamente a TRAPPIST-1, sumando un total de 1.67 horas de tiempo de observación «en objetivo». Las observaciones se centraron en la Banda L (entre 1.05 y 1.45 GHz), una ventana relativamente silenciosa del espectro radioeléctrico.

El Desafío de la Interferencia (RFI)

Uno de los mayores obstáculos en cualquier búsqueda SETI es la interferencia de radiofrecuencia (RFI), es decir, el «ruido» generado por nuestra propia tecnología: satélites, aviones, teléfonos móviles, etc.. Una señal de un satélite de navegación podría fácilmente ser confundida con una transmisión alienígena.

Para sortear este problema, el equipo empleó una ingeniosa estrategia llamada «Coincidencia de Múltiples Haces» (MBCM, por sus siglas en inglés). El receptor de 19 haces de FAST permite observar simultáneamente 19 puntos ligeramente diferentes en el cielo. Los investigadores configuraron el haz central (Haz 1) para que apuntara directamente a TRAPPIST-1 (la observación «ON-target»), mientras que seis de los haces exteriores, apuntando a regiones vacías del cielo, se usaron como referencias «OFF-target».

La lógica es simple pero efectiva: una señal genuina del sistema TRAPPIST-1 solo debería aparecer en el haz central. Si una señal se detecta tanto en el haz central como en los haces de referencia, es casi seguro que se trata de RFI de origen terrestre o satelital, y puede ser descartada.

La Caza de la Señal «Derivante»

El software principal utilizado para analizar los datos fue turboSETI, un potente algoritmo diseñado para buscar exactamente el tipo de señales que delatarían una tecnología extraterrestre. El programa busca señales de banda estrecha (con una resolución de apenas 7.5 Hz) que además muestren una «deriva Doppler».

Pensemos en el efecto Doppler como el cambio en el tono de la sirena de una ambulancia al acercarse y luego alejarse. De manera similar, una señal de radio proveniente de un planeta en órbita alrededor de su estrella cambiará de frecuencia debido a su movimiento relativo a la Tierra. Esta deriva es predecible y su detección es una prueba crucial para confirmar el origen extraterrestre de una señal. El equipo buscó señales con derivas de hasta ±4 Hz por segundo, un rango que cubre cómodamente los movimientos esperados de los planetas en la zona habitable de TRAPPIST-1.


Resultados: Un Silencio Revelador

Tras procesar la ingente cantidad de datos, el pipeline inicial identificó cientos de miles de «golpes» (hits): señales que superaban un umbral de señal/ruido de 10 en cualquiera de los 19 haces. Como se esperaba, la gran mayoría de estas eran interferencias.

Aquí es donde la estrategia MBCM demostró su poder. Al aplicar el filtro que exigía que la señal solo estuviera presente en el haz que apuntaba a TRAPPIST-1, el número de candidatos se redujo drásticamente a solo 1,551 «eventos» (707 en una polarización y 844 en la otra).

Los gráficos de distribución de estos eventos restantes mostraron patrones muy sospechosos. La mayoría de las señales se concentraban en frecuencias conocidas por estar contaminadas por la aviación civil y los satélites de navegación. Además, la gran mayoría tenía una deriva Doppler de cero, lo que delata un origen estacionario en la Tierra. El golpe final vino de la inspección visual de los espectrogramas (los «gráficos de cascada») de cada uno de estos 1,551 eventos. En todos los casos, los investigadores pudieron confirmar que se trataba de RFI sutil que había logrado pasar el filtro automático.

El veredicto final fue claro: no se detectó ninguna candidata a tecnofirma creíble.

¿Qué Significa un «Resultado Nulo»?

En ciencia, y especialmente en SETI, un resultado nulo no es un fracaso. Es un dato valioso. Este «no» nos permite establecer un límite superior a la potencia de cualquier transmisor que pudiera existir en TRAPPIST-1. Los investigadores calcularon el límite mínimo detectable de Potencia Isotrópica Radiada Equivalente (EIRP). Esta medida representa la potencia que un transmisor tendría que tener, si emitiera por igual en todas las direcciones, para ser detectable por FAST desde la Tierra.

El resultado es asombroso: EIRPmin​≈2.04×1010 vatios. Para ponerlo en perspectiva, esto es aproximadamente el doble de la potencia del radar planetario del Observatorio de Arecibo, uno de los transmisores más potentes jamás construidos en la Tierra. Esto significa que si existiera una civilización en TRAPPIST-1 emitiendo una baliza continua en nuestra dirección con una potencia superior a este umbral, dentro de la banda de frecuencias observada, la habríamos detectado. Este es uno de los límites más estrictos jamás establecidos para un sistema estelar cercano.


Discusión: El Vasto Espacio de Parámetros por Explorar

El hecho de no haber encontrado nada no significa que TRAPPIST-1 esté deshabitado por vida inteligente. Simplemente significa que, dentro de los parámetros específicos de esta búsqueda, no hay señales. Como los propios autores señalan, nuestra red de pesca tiene agujeros.

La búsqueda se centró en señales continuas o de alto ciclo de trabajo. ¿Y si una civilización transmite de forma intermitente, con pulsos muy cortos, o utiliza un haz muy enfocado que rara vez apunta hacia la Tierra?. Esas señales podrían habernos pasado desapercibidas. La analogía es como mirar un océano oscuro con un faro: solo ves lo que la luz ilumina en ese instante.

Además, está el factor de la actividad estelar. Las enanas rojas como TRAPPIST-1 son conocidas por sus frecuentes y violentas llamaradas. Esto podría, por un lado, dificultar la detección de señales, pero por otro, como sugieren algunos científicos, las llamaradas podrían servir como un «punto de Schelling»: un momento obvio y natural para sincronizar una transmisión, sabiendo que otros estarían observando. Esta campaña no estaba diseñada para probar esa hipótesis.


La Búsqueda Continúa

Este estudio representa un hito en la búsqueda de tecnofirmas. Gracias a la sensibilidad sin parangón de FAST y a una metodología de análisis robusta, hemos podido establecer que el sistema TRAPPIST-1 no alberga transmisores de radio potentes y continuos en la banda L. Hemos estrechado el cerco, eliminando una pequeña porción del vasto «espacio de parámetros cósmico».

El silencio de TRAPPIST-1, lejos de ser desalentador, es una invitación a la perseverancia y a la innovación. El equipo planea extender su búsqueda a otros tipos de señales, como las periódicas, y aplicar esta misma estrategia a un número mayor de sistemas exoplanetarios cercanos. Cada observación, cada resultado nulo, es un paso adelante que refina nuestras técnicas y nos acerca a la respuesta.

Al final, la búsqueda de inteligencia extraterrestre es un reflejo de nuestra propia curiosidad, de nuestro anhelo por comprender nuestro lugar en el cosmos. Nos obliga a mejorar nuestra tecnología, a agudizar nuestro ingenio y, sobre todo, a mantener la mente abierta. Mientras tanto, el Gran Silencio persiste. Pero cada noche, con telescopios como FAST, volvemos a apuntar a las estrellas y escuchamos, con la esperanza de que, un día, ese silencio se rompa.

Autor

  • Antonio comenzó a investigar los fenómenos anómalos desde muy niño, especializándose en la investigación ufológica. Su perspectiva ha sido siempre crítica y racionalista, aunque no negacionista. Piensa que cada caso debe ser investigado hasta sus últimas consecuencias, pero que eso no puede conducir a inventar respuestas, ya sea en uno u otro sentido. Pronto se unió al Consejo de Investigadores Ufológicos Españoles, donde aprendió las técnicas de la investigación de campo de veteranos como Ramón Navia. Antonio Salinas desarrolló el Proyecto CATAGRA, una catalogación sistemática de los avistamientos OVNI ocurridos en la provincia de Granada. Participó en la fundación de la S.I.B., desarrollando estatutos y reglamentos y toda la documentación necesaria.

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