Ascenso y caída de los extraterrestres

La ufología en tránsito: de los marcianos a la hipótesis psicosociológica 1

Parte II

La ufología organizada y la científica

Para cuando se publicó en Estados Unidos la tercera encuesta Gallup sobre los platillos volantes, en 1966, esta materia era ya lo suficientemente conocida a través de los libros y la prensa como para que a la pregunta “¿en su opinión, son algo real o sólo imaginación de la gente?”, respondiera un 46% que eran algo real y un 26% que eran imaginarios, aunque quedando en la ambigüedad qué representaba exactamente ser “real”. A la pregunta “¿cree que hay gente parecida a nosotros viviendo en otros planetas del universo?”, respondía afirmativamente un 34%. Como vemos, los visitantes del espacio se habían convertido en un elemento bien asentado en el imaginario popular. En las siguientes encuestas, y hasta hoy mismo, el porcentaje de creyentes en la realidad del fenómeno ovni como visitas de otros mundos ha alcanzado proporciones cercanas al 50%, sin grandes variaciones.

Surgen los ufólogos

Esa época de la que estamos hablando, mediados de los años sesenta, fue un momento clave en el asentamiento del tema de los platillos volantes en nuestra cultura. Coincidiendo con un brote en 1968 de observaciones de objetos volantes no identificados (OVNI), como se les empezaría a llamar según el término más riguroso inventado por las Fuerzas Aéreas norteamericanas, y en medio de una creciente difusión sobre la vida extraterrestre en los medios de comunicación, aparece sincrónicamente en todos los países de la órbita occidental una joven generación de entusiastas del fenómeno con un interés por
la investigación rigurosa, que incluía entrevista al testigo y toma de datos en el lugar del avistamiento, recopilación de catálogos de casuística, estudios estadísticos, etc. Los nuevos investigadores, que empezarían a llamarse “ufólogos” (del inglés UFO, unidentified flying object) al entrar la década de los setenta, querían demarcar su campo como una disciplina científica, aunque partieran incuestionablemente de la “hipótesis extraterrestre” (HET).

Dos individuos se convirtieron en prototipos del ufólogo al moderno estilo científico que los tiempos requerían: Jacques Vallée y Joseph Allen Hynek. Ambos fueron homenajeados por Steven Spielberg en la película Encuentros en la tercera fase como pares complementarios: el primero, representado por el actor François Truffaut, es un joven y dinámico investigador francés lleno de imaginación y audacia; el otro, el mismísimo Hynek representándose a sí mismo en una aparición puntual, aparece como el estereotipo del viejo profesor con pipa, observando complacido el gran momento del contacto.

Jaques Vallee, el enfant terrible de la ufología

Jacques Vallée era en 1965, cuando publicó Anatomy of a Phenomenon2 , un joven astrónomo francés recién doctorado en Estados Unidos. El libro se presentaba como una “evaluación científica” de los UFOs, aunque no fuera más que una introducción histórica y casuística al tema desde el punto de vista de un creyente en los extraterrestres. Al menos suponía, eso sí, un intento de sistematización que se separaba del recurso a la fantasía de algunos autores precedentes. Vallée planteaba la necesidad de depurar los catálogos de OVNI de aquellos casos que “impliquen objetos similares en comportamiento a objetos
convencionales”
(p. 113), es decir, que pudieran ser explicados, y proponía una clasificación del fenómeno en cinco tipos, clasificación que gozó por entonces de cierto predicamento, aunque no ha resistido el paso del tiempo por los prejuicios que contenía. Pero tal vez la aportación más importante de Vallée a una ufología científica en formación fue el supuesto hallazgo de leyes de comportamiento del fenómeno. Basándose en un estudio de las observaciones que llamó del Tipo I (aterrizajes), Vallée propuso que:

  • 1) la distribución geográfica de los aterrizajes era inversamente proporcional a la densidad de población;
  • 2) los objetos presentaban una simetría de revolución y un diámetro de unos cinco metros;
  • y 3) en la distribución temporal del fenómeno se encontraba una ley horaria consistente en un máximo de casos entre las 20 y las 24 horas3.

Hynek, el consultor que pasó del escepticismo a la creencia

La experiencia de Joseph Allen Hynek era diferente. No era ningún recién llegado, sino que había servido como consultor de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en el tema de los ovnis, encargado de proporcionar explicaciones lógicas a todos los casos que pasaban por sus manos. Con el tiempo, no obstante, se convencería de que allí había un enigma sin resolver, y con el libro The UFO Experience 4 cruzó el Rubicón del escepticismo a la creencia, para convertirse en uno de los abanderados de la realidad de los ovnis. Ello le elevó a los altares de la ufología como símbolo de la “conversión” de un
científico a través del conocimiento de las evidencias del fenómeno, mientras que le hundió en el descrédito desde el punto de vista de los escépticos. Como correspondía a aquel momento estructurador de una ufología científica en ciernes, Hynek presentó en aquel libro una clasificación del fenómeno ovni en tres categorías que hizo fortuna en la disciplina: luces nocturnas, discos diurnos y encuentros cercanos (EC).

Esta última se subdivide a su vez en otras tres según la complejidad del caso. Así, el tipo ECIII, o encuentros cercanos del tercer tipo (con visión de ocupantes), facilitó a Spielberg el título de su famosa película (por una mala traducción en España, los legos en la materia siguen hablando de
encuentros en la tercera fase”).

La “clasificación de Hynek” fue aceptada por los ufólogos, incluso los considerados científicos, con el mismo espíritu crítico con que se habían tragado la clasificación de Vallée, aunque ambas no sirvieran más que para establecer toda una serie de estereotipos artificialmente creados. A mediados de los setenta todo parecía bien asentado para que, desde el punto de vista de la ufología, la ciencia acabara aceptando la realidad del fenómeno ovni gracias a esta clase de investigación optimista que definía tipologías de observaciones y encontraba leyes de un comportamiento inteligente del “agente” que se ocultaba tras los ovnis. ¡Incluso se había llegado a diseñar, por parte del ufólogo brasileño Jader U. Pereira, una tipología de humanoides tripulantes de los ovnis a la que sólo faltarían nombres en latín para integrarse en el Sistema Naturae de Linneo!5 Era como si se asistiera a la creación de una taxonomía de los seres del universo y sus naves; así de sencillo parecía estructurar aquel fenómeno.

La situación en España

No tardarían en levantarse, sin embargo, voces discordantes. Por un lado surgirían desde la propia ufología propuestas alternativas a la tosquedad de la HET y sus exploradores que recogían muestras de terreno, en forma de tesis sofisticadas de tipo simbólico y “paraufológico”. Desde el exterior vendrían las críticas de los escépticos, que harían replantear totalmente lo que hasta los años sesenta se había considerado evidencias, leyes y tipologías del fenómeno. Se marca así una segunda fase de nuestra historia, la década en que algunos ufólogos aventureros decidieron preguntarse: “¿y si los ovnis no son
lo que parecen?
”, mientras que otros se cuestionaban “¿y si los ovnis, simplemente, no existieran?”.
Pero no pasaremos de largo sin citar que en España aquella ufología organizada y con intenciones científicas de la que hemos hablado se expresó a partir de 1971 en la revista Stendek, del Centro de Estudios Interplanetarios (CEI) de Barcelona, y fue obra de unos pocos estudiosos del tema 6 . Citaré sólo dos sectores que marcaron corrientes divergentes: por una parte, el aspecto de la búsqueda de constantes científicas del fenómeno fue emprendido por Vicente Juan Ballester Olmos y sus colaboradores, en un programa de investigación que se concretó en el primer libro de este autor, OVNIS, el fenómeno aterrizaje 7, y que en sus trabajos sucesivos le fue alejando progresivamente de la HET
hasta defender una metodología crítica basada en la identificación de los ovnis según los fenómenos naturales conocidos. Con otro alcance, el proyecto de investigación estadístico-matemática que iniciaron en 1970 Félix Ares y David G. López8 sobre las variables que presentaba la oleada ovni de 1968-69 les llevó a buscar factores sociológicos en el comportamiento del fenómeno, lo que una década después les situaba en un escepticismo militante contra la creencia en extraterrestres y contra la ufología como pseudociencia.

Notas

  1. Publicado en Ricardo Campo (coordinador). Vida en el universo. Del mito a la ciencia. Fundación Anomalía,Santander, 2008. La presente edición en esta web se ha dividido en partes y secciones, a criterio del editor, para facilitar la lectura onile. Tambien se han añadido imágenes explicativas que no aparecen en el original.
  2. Henry Regnery, Chicago, 1965, y Neville Speaman, Londres, 1966.
  3. “Algunas constantes en los aterrizajes de ONIS”. En Los humanoides, Pomaire, Barcelona, 1967. Edición a cargo de Antonio Ribera del número especial de Flying Saucer Review de octubre-noviembre de 1966 titulado The Humanoids.
  4. Ballantine Books, Nueva York, 1972.
  5. Véase “”Ellos”: taxonomía y filogenia de los visitantes”, González, Luis R. Vida en el universo. Del mito a la ciencia. Fundación Anomalía,Santander, 2008
  6. Véase “Españoles a la caza de marcianos”, Gámez, Luis Alfonso, en Vida en el universo. Del mito a la ciencia. Fundación Anomalía,Santander, 2008
  7. Plaza y Janés, Barcelona, 1978.
  8. Estudio de la oleada 1968-1969. Parte 1: ERIDANI, Madrid, 1970. Parte 2: edición de los autores, Madrid, 1971.

Autor

  • Ignacio Cabria

    Nacido en Santander en 1955, es licenciado en Antropología Cultural, máster en Cooperación Internacional y Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Antropología Social. Ha trabajado en el servicio exterior español y en cooperación internacional para el desarrollo en Mozambique, Argentina, República Dominicana y Filipinas. Empezó en la ufología en 1976 con un programa de radio en Santander sobre los ovnis y formando parte del grupo CIOVE de Santander y de la redacción de la revista Vimana. Fue colaborador del CEI y redactor de Cuadernos de Ufología. Es autor de los libros Entre ufólogos, creyentes y contactados: una historia social de los ovnis en España (CdU, 1993), Ovnis y ciencias humanas (Fundación Anomalía, 2002), Historia cultural de los ovnis en España 1950-1990 (Reediciones Anómalas, 2022) y Así creamos monstruos (Luciérnaga, 2023). Además, realizó su trabajo de investigación para el DEA en Antropología Social sobre el contacto extraterrestre del Grupo Aztlán (2003). Sus trabajos están disponibles en https://independent.academia.edu/IgnacioCabria.

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